PRIMERA BIBLIOTECA POPULAR EN AVELLANEDA RECONOCIDA POR LA COMISION NACIONAL DE BIBLIOTECAS POPULARES DE LA REP.ARG. "Hay un unico lugar donde ayer y hoy se reconocen y se encuentran. Ese lugar es mañana." Eduardo Galeano "
jueves, 4 de septiembre de 2014
sábado, 30 de agosto de 2014
Progresar, es un nuevo derecho
PROGRESAR es un nuevo derecho que tienen los jóvenes entre los 18 y 24 años que no trabajan, trabajan informalmente o tienen un salario menor al mínimo...
REQUISITOS | EL PROGRAMA
* Tener entre 18 y 24 años de edad inclusive.
* Para iniciar, retomar o completar sus estudios de cualquier nivel educativo y que estén inscriptos o asistan a instituciones educativas de gestión estatal, o acreditadas por el Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social de la Nación
* Tener DNI. Ser Argentino Nativo o Naturalizado.
* No debes estar trabajando, o si lo haces en la economía formal o informal con un salario de hasta el SMVM ($3.600).
* Estas mismas condiciones se aplican para tu grupo familiar (compuesto por tu padre y tu madre; o si estas en pareja tu cónyuge/conviviente).
¿DÓNDE ME INSCRIBO? | EL PROGRAMA
La solicitud de inscripción a PROG.R.ES.AR. puede realizarse a través del FORMULARIO DE INSCRIPCIÓN online o completando el formulario de solicitud que podés descargar de la página web y presentarlo en cualquier oficina de ANSES.
Cuando presentes el formulario en las oficinas de ANSES, llevá tu DNI y tu partida de nacimiento. Si tienés hijos, llevá también sus DNI y partidas de nacimiento. Si está casada/o o vivís en pareja, llevá la libreta de matrimonio o el certificado de convivencia. Estos documentos sirven para acreditar tus datos personales y los de tu grupo familiar.
Acordate que si tu solicitud de inscripción es aceptada, vas a tener que ir a la ANSES a presentar el certificado de escolaridad para acreditar que estás cursando regularmente tus estudios.
El acceso efectivo a PROG.R.ES.AR. está sujeto a la verificación y cumplimento efectivo de los requisitos estipulados.
Para más consultas consultas en la página de PROGRESAR o llamanos al 42042651 que te informamos.
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martes, 26 de agosto de 2014
Julio Cortazar - Los amantes
Cine para toda la semana
Filmoteca se suma a las celebraciones por el año del centenario de su nacimiento y programa una SEMANA DE JULIO CORTÁZAR.
Con una selección de películas basadas en algunos de sus más célebres cuentos rinde homenaje a uno de los más grandes y reconocidos escritores argentinos y revisa la relación de su literatura con el cine.
Comenzando con BLOW UP de Michelangelo Antonioni, basada libremente en el cuento “Las babas del diablo” y donde el director recrea además de la anécdota del cuento, el particular contexto del “swinging London”; siguiendo con L´NGORGO (o “El gran atasco”), inspirada en “La autopista al sur”, y aunque su director Luigi Comencini haya “omitido” curiosamente citar esa inspiración, tomó la premisa del cuento para desarrollar una interesante y negra sátira social.
Continuamos con CIRCE de Manuel Antín, la versión cinematográfica del cuento homónimo, donde su director, quien en varias oportunidades adaptó textos del autor al cine con singular acierto, logra una película muy sugestiva, trabajando el guión en conjunto con el mismo Cortázar en un interesante intercambio epistolar vía París-Buenos Aires.
Y terminamos este homenaje con EL PERSEGUIDOR de Osías Wilenski, una obra muy particular, único film del director, casi un eslabón perdido del cine argentino, bastante difícil de ver en televisión.
Programación:
Lunes 25: Blow up (1966) de Michelangelo Antonioni, con Vanesa Redgrave, Sarah Miles, John Catle y Veruschka Von lehndorff.
Martes 26: L´ingorgo (1979) de Luigi Comencini con Fernando Rey, Annie Girardot, Marcello Mastroianni, Gerard Depardieu y Ángela Molina.
Miércoles 27: Circe (1963) de Manuel Antín, con Graciela Borges, Alberto Argibay, Lydia Lamaison y Alberto Barcel.
Jueves 28: El perseguidor (1965) de Osias Wilenski, con Inda Ledesma, Sergio Renán, Zelmar Gueñol, María Rosa Gallo y Zulma Faiad.
Lunes 25: Blow up (1966) de Michelangelo Antonioni, con Vanesa Redgrave, Sarah Miles, John Catle y Veruschka Von lehndorff.
Martes 26: L´ingorgo (1979) de Luigi Comencini con Fernando Rey, Annie Girardot, Marcello Mastroianni, Gerard Depardieu y Ángela Molina.
Miércoles 27: Circe (1963) de Manuel Antín, con Graciela Borges, Alberto Argibay, Lydia Lamaison y Alberto Barcel.
Jueves 28: El perseguidor (1965) de Osias Wilenski, con Inda Ledesma, Sergio Renán, Zelmar Gueñol, María Rosa Gallo y Zulma Faiad.
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domingo, 24 de agosto de 2014
II Foro Regional de Program.ar
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CAPACITACIÓN EN NEUROSICOEDUCACIÓN
Destinado a Docentes, no docentes, profesionales del área educativa e interesados
100% A DISTANCIA
DURACIÓN: 6 NIVELES
AR$200 POR NIVEL
CERTIFICACIÓN ACREDITATIVA
PROGRAMA DE LA CAPACITACIÓN: Click aquí
Inscripciones abiertas: Click aquí
La prohibición como legitimación de un libro
de RAZONES EDITORIALES
¿Ulises, obsceno? Los libros prohibidos no necesariamente están condenados. A veces ocurre lo contrario. Una prohibición es la mejor puerta de entrada de un libro al mundo. Su garantía de perduración en la historia de la literatura, siempre y cuando en su censura también radiquen los motivos de su innovación literaria. Esto es muy notable en los juicios realizados a Madame Bovary, de Flaubert y Las flores del mal, de Baudelaire. Al respecto, recomiendo un librito excepcional, con la publicación íntegra de las acusaciones, editado por Mar Dulce bajo el título “El origen del narrador”. Allí, los verdaderos argumentos del valor de estas obras, sobre todo en el caso deMadame Bovary ¡los brinda el fiscal! Diría incluso que la defensa es obtusa, no subraya las virtudes de la novela de Flaubert; en cambio quien acusa, con el fervor del ataque, destaca sus mejores logros, su poder de seducción, las futuras huellas de su letra imborrable.
¿Ulises, obsceno? Los libros prohibidos no necesariamente están condenados. A veces ocurre lo contrario. Una prohibición es la mejor puerta de entrada de un libro al mundo. Su garantía de perduración en la historia de la literatura, siempre y cuando en su censura también radiquen los motivos de su innovación literaria. Esto es muy notable en los juicios realizados a Madame Bovary, de Flaubert y Las flores del mal, de Baudelaire. Al respecto, recomiendo un librito excepcional, con la publicación íntegra de las acusaciones, editado por Mar Dulce bajo el título “El origen del narrador”. Allí, los verdaderos argumentos del valor de estas obras, sobre todo en el caso deMadame Bovary ¡los brinda el fiscal! Diría incluso que la defensa es obtusa, no subraya las virtudes de la novela de Flaubert; en cambio quien acusa, con el fervor del ataque, destaca sus mejores logros, su poder de seducción, las futuras huellas de su letra imborrable.
Otro clásico que fue sometido a juicio fue elUlises de Joyce. Se lo consideraba una novela“obscena”. ¿Formaría esto parte de las predicciones jocosas del propio Joyce sobre su obra, al decir que iba a “mantener a los críticos y universitarios ocupados durante trescientos años”? Antes que los críticos, estuvieron los editores y los jueces. Incluso con sus cuentos de Dublineses (magnífico libro que cumple 100 años), editores e impresores se empecinaron en detener su publicación, como si nadie quisiese hacerse cargo de lo que su escritura venía a plantear: un reto a toda convención instalada en el lenguaje. Así lo cuenta el propio Joyce: “No menos de veintidós editores e impresores leyeron el manuscrito deDublineses y cuando finalmente se imprimió, una persona muy bondadosa compró toda la edición y la hizo quemar en Dublín: una acto de fe nuevo y privado.”
Esta caza del brujo escritor, se acentuó con la aparición del Ulises. Cuando la novela se publicó en París en 1922, escandalizó a los puritanos y hubo intervenciones policiales tanto en los puertos británicos como en los de Estados Unidos, con la intención de protegerse del empeño francés por celebrar la escritura joyceana, a la que ellos consideraban evanescente y procaz. Para decirlo en palabras de los propios perseguidores, elUlises era considerado “una verdadera porquería, vil y obscena.” No era el primer irlandés que caía en las redes de semejantes vituperaciones. Ya Oscar Wilde recibió antes su castigo de trabajos forzosos por “subversivo”. A raíz del revuelo, muchos escritores amigos se sumaron a la causa joyceana, pero así como Ezra Pound facilitó la publicación, el poeta T.S. Eliot le aconsejó editar en Gran Bretaña una versión expurgada de la novela porque “completa provocaría el desencadenamiento de acciones legales”. Joyce, amparado en su desvelo de escritor, no aceptó su propuesta. Se le atribuye una sagaz refutación: “Mi libro tiene un principio, un desarrollo y un final. ¿Cuál habría que suprimir?”.
Escenas obscenas
D.H. Lawrence inventó una etimología de “obsceno” que nada tiene que envidiarle a su origen real. Según el autor de El amante de Lady Chatterley, “obsceno” es “fuera de escena”, o sea todo lo que no se ve, pero se busca. En este sentido, la primera obscenidad atribuida al Ulises puede corresponder con que la palabra, en Joyce, pretende mostrarlo todo, incluso lo que está detrás de escena y más aún, lo que ni siquiera ocurre en ninguna parte pero es pensado todo el tiempo. Así, muchos encuentran que el “monólogo interior” de Molly Bloom, con el que cierra Ulises, es una novela en sí misma. Y quizá allí se encuentre la clave de su prejuzgada obscenidad. Molly habla sin parar en esa lengua exprimida de Joyce donde cabe todo: pensamientos, cosas vistas, cosas oídas, ganas, citas, música, listas, onomatopeyas, etc. Es sorprendente la forma en que se concatenan sus impresiones, en una suerte de continum lleno de variaciones. Molly se muestra cándida, entre abetos y flores blancas, con su enagua floja y la blusa abierta, al tiempo que su voz, ágil y pícara, va nombrando los deseos como pétalos que se esparcen entre las frases que enarbola. “Ellos lo quieren hacer todo demasiado deprisa le quita todo el gusto a eso y papá mientras tanto esperando la cena él me dijo que dijera me olvidé el bolso en la carnicería y tuve que volver a buscarlo qué engañador luego me escribió aquella carta…”, dice sin puntuación. Y el hecho de que no haya puntuación también implica una excitación que no culmina, un fraseo que es puro estímulo. ¿Se puede acaso censurar la falta de puntuación?
En el capítulo 15, diálogo tan festejado, Leopold Bloom, ruega a la Señora Breen por un “poquitín de frivolidad”, haciéndole una proposición sexual que no deja de alterarla: “Quería decir yo simplemente una partida a cuatro bandas, un matrimonio mixto intermezclando nuestras conyugalidades.”
Al final del capitulo 17 una pregunta revela el estado de los protagonistas: “¿Signos visibles de presatisfacción? Una erección aproximativa: una aproximación solícita: una elevación gradual: una revelación intentada: una contemplación silenciosa. ¿Y luego? Besó los gruesos blandos amarillos aromáticos melones de su trasero, en cada grueso hemisferio melonoso, en su blando amarillo surco, con oscura prolongada provocativa melonaromática oscilación.” Este interrogatorio paulatino, si bien indaga en los rumores del cuerpo, no deja de ser una puesta en escena de la contorsión de la palabra y su destino de disolución. Joyce nombra esta aventura literaria como “Filoteología pornosófica”. Y en otra oportunidad califica su obra como “mi maldita novela monstruo”.
La historia continúa (Clikear link arriba)
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