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Uno de los conjuntos de estatuas más asombrosos del planeta sin dudas se encuentra en la ciudad de Singapur. Se trata de People of the River ("La gente del río), cuya escultura más famosa es First Generation, una obra en bronce de Chong Fah Cheong que representa la secuencia de unos niños desnudos lanzándose alegremente a las aguas del río.
No muy lejos de allí, en el zoológico de Taipei, capital de Taiwán, se pueden encontrar las esculturas de varios hipopótamos que "salen del piso" y simbolizan la importancia de la protección de la vida silvestre.
Europa también cuenta con varias de estas figuras poco usuales, y uno de estos casos es el del Fantasma Negro, ubicada en la ciudad lituana de Klaipéda. Toparse con ella durante el día ya de por sí es inquietante, pero hacerlo en medio de la noche debe dar auténtico miedo.
Otra reliquia urbana del Viejo Continente es "El monumento de un transeúnte anónimo", en la ciudad polaca de Wroclaw. Congeladas en movimiento sobre la calle Swidnicka, las figuras anónimas descienden bajo la tierra de un lado cumpliendo una marcha simbólica para luego aparecer del lado opuesto. Las esculturas fueron realizadas por el escultor y cineasta polaco Jerzy Kalina.
Rumania es otro de los países europeos que ostenta una joya urbanística digna de la más profunda admiración. Ésta es el monumento a Mihai Eminescu, posiblemente el poeta local más reconocido a nivel mundial, que se encuentra en la ciudad de Onesti.
La costa de Marsella también goza de su serie de extraordinarias esculturas: son "Les Voyageurs", una creación en bronce del artista galo Bruno Catalano. Las obras representan un grupo de trabajadores con gran parte de sus cuerpos desaparecidos, y fueron puestas en exhibición en 2013 con motivo de que la ciudad francesa fue declarada la Capital Europea de la Cultura.
Tal vez la "joya" más llamativa dentro de Europa sea "El hombre que cuelga" en Praga. El trabajo del escultor checo David Cerny fue llevado a cabo con la intención de representar la lucha de Sigmund Freud contra sus fobias, y por qué no para darle un gran susto a los turistas que llegan por primera vez a una de las ciudades más hermosas del continente europeo.
Sin embargo, para muchos la escultura más insólita fue levantada en Oceanía. Es el caso de la "estatua al revés", construida en la ciudad australiana de Melbourne en homenaje a Charles La Trobe, que fue durante 3 años primer teniente gobernador de la colonia australiana de Victoria. Mide cinco metros de altura y está hecha de plástico y fibra de vidrio, que consiguen que parezca una estatua de bronce. Al parecer, el artista Charles Robb la diseñó con la cabeza pegada al suelo para cuestionar el propósito y significado de los monumentos en la sociedad contemporánea.
En América también se consiguen
Repleta de paraísos naturales a lo largo y lo ancho de toda su extensión, el continente americano no podía estar ajeno a la presencia de las más sorprendentes esculturas urbanas. Y uno de estos ejemplos es el de "La Pistola Anudada", situada en el exterior de la sede de las Naciones Unidas en Nueva York. Creada por el artista sueco Carl Fredrik Reuterswärd y diseñada como tributo a John Lennon tras su asesinato en Nueva York el 8 de diciembre de 1980, es un símbolo de paz que busca reflejar la actitud antiarmamentista de la ONU.
Al Top 10 de reliquias lo cierra la Floralis Generica, una "flor" gigante levantada entre la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires (UBA) y el Canal 7 de la capital argentina. Fue diseñada por el arquitecto argentino Eduardo Catalano, que la instaló en el mencionado lugar en abril de 2002, y en un sentido poético simboliza una esperanza que renace al abrirse cada día. Está construida en acero inoxidable, con un esqueleto de aluminio y hormigón armado. Tiene 23 metros de altura y pesa unas 18 toneladas, pero lo más curioso es su mecanismo electrónico, que le permite abrirse todos los días a las 8 de la mañana y cerrarse al anochecer.